Febrero 23 de 2016,
San Mateo 16, 13-19
¿Quién dice la gente, tú y yo que es Dios?
“En aquel tiempo, cuando llego Jesús a la región de Cesarea de Filipo,
hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el hijo del
hombre? Y ¿Quién dicen Ustedes que soy yo?”. Esta pregunta la planteo en
la existencia de Dios, que muchos nos preguntamos, cuestionamos y vivimos. En
mi caso personal lo he preguntado, buscado y hallado. Lo afirmo con confianza y
total seguridad que, SI existe Dios,
existe en el todo que nos rodea y lo que somos. Gracias a nuestro Padre Dios,
vivimos, nos movemos y existimos. Lo he podido sentir en la naturaleza, en mis
sentimientos y sensaciones de alegría, dolor. Sé que él me escucha y él siente
lo que yo siento. Él me escucha y responde en mi acontecer a cada una de mis
preguntas y necesidades. También está presente en la alegría y en el camino de
mi vida. Lo he experimentado, sentido y soy testimonio de cada día que me
regala con amor y ternura. Cada regalo que con abundancia me da y también la protección
que me brinda en los momentos más vulnerables de mi vida.
Creo que la mejor forma de entender
a Dios es abriendo nuestro corazón, es disponernos a conocer, aprender,
investigar sobre él. Todo esto a través de la oración, la meditación, buscándolo
en nuestro interior, preguntar, buscar. Porque el que busca, encuentra, el que
toca se le abrirá, el que pide se le dará.
Llega a mi mente el ejemplo de una
ciudad que aún no conocemos, mucha gente que la ha conocido y visitado nos dice
que es maravillosa, opina y nos cuenta su experiencia. Ahora ¿cómo puedo yo
opinar de aquella ciudad que aún no conozco y de la que muchos hablan?, pues bien,
para conocerla, y experimentar la experiencia de que es real, que existe y
vivir mi propia experiencia, debo entonces disponerme para emprender el viaje.
En el caso de Dios padre, es lo mismo, a diferencia que él está en todas partes
y en todo momento de nuestra vida, lo único que necesitamos es disponernos,
buscar para encontrar, tocar para que se abra el camino de este misterio y
pedir para que recibamos esta hermosa presencia de Dios.
Te invito a que busques,
investigues desde tu corazón, no tienes que ir tan lejos, también en lo que la
vida te valla proporcionando para descubrir la maravillosa presencia y
existencia de Dios.
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