Agosto 7 de 2015
Negarse a un mismo, cargar con la cruz y seguir a
Jesús. Renunciar a los caprichos, orgullo, envidia, odio, rencor, venganza,
vanidades, apegos y todo aquello que nos hace daño, significa negarse a uno mismo. Son cargas que hemos
adoptado y en las que nos hemos refugiado. Cuando nos vaciamos de las anteriores cargas pesadas podremos llevar
nuestra vida de una manera más liviana y en paz, de esta manera la simbología
de la cruz, se traduce en soltar todo lo que nos pesa en la vida y hacer
liviano nuestro caminar. En la medida en
que renunciemos a nosotros mismos en los
caprichos, ambiciones, rencores, venganza, vanidades y todo lo que hace daño a
nuestra vida, entonces podremos limpiar
y renovar nuestro interior.
Seguir a Jesús, lo defino en términos de servicio. En
la medida que soltemos el egoísmo de buscar nuestro beneficio propio, podremos
entonces pensar en seguir el ejemplo de Jesús mediante el servicio a los demás.
Cuando somos pequeños nuestros padres o cuidadores, maestros, amigos, familia
hacen las veces de ese servicio de cuidado, ayuda, enseñanza, soporte. El
servicio está siempre tocando nuestra vida y nos invita a ponerlo en práctica a
la luz de lo que nos rodea.
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