Jugar y divertirse versus competir y querer ganar.

Septiembre 9 de 2015

Jugar y divertirse  versus competir y  querer ganar.

Observando en estos días los diferentes eventos deportivos de tenis, fútbol, y ciclismo, surgieron sentimientos y preguntas que me llevaron a reflexionar sobre Jugar y divertirse  versus competir y  querer ganar. Al principio de cada juego tengo la tendencia de apoyar a una persona o un equipo y cuando esto sucede, mi primer instinto es ganar. Durante el tiempo del juego, los sentimientos que experimento son de ansiedad, angustia, euforia, preocupación, e impaciencia por querer llegar al resultado deseado de ganar.

Mientras esto ocurre, me pregunto, ¿pero porque sufro, me angustio y tiemblo por cada movimiento de la persona o equipo que juega?. Es entonces cuando observo que el solo hecho de querer ganar al lado de esta persona o equipo al que apoyo, me tensiona.

Observo que esto no es saludable para mí y no me hace sentir bien, entonces cuando decido observar el juego con todos sus participantes, sin sesgarme por un favorito y cuando dejo a un lado el querer ganar, es finalmente cuando identifico que empiezo a divertirme, los sentimientos se transforman en alegría, serenidad, paz interior, le doy espacio al análisis, la reflexión, aprendo sobre el resultado de cada movimiento que hacen los equipos o participantes, observo cuando se arriesgan, se esfuerzan y los sentimientos que allí también afloran en cada participante.

Comparo la vida con un evento deportivo en el que podemos decidir divertirnos o competir. Cuando nos divertimos no estamos pensando en el resultado solo queremos jugar, expresarnos con plena libertad. Es aquí cuando no nos condicionamos y no existe la presión, la tensión, por el contrario estamos completamente dispuestos, sueltos, livianos, en pleno equilibrio con la energía, la corriente y en sintonía con el todo.

El evento de la vida nos invita a participar, a divertirnos, observar como el público que asiste a un estadio de futbol o de tenis, nos invita a tomar decisiones con cada jugada, entrenar, nos invita a sonreír, a  simplemente jugar sin esperar un resultado, recompensa o victoria.
Cuando convertimos la vida en una competencia, es entonces cuando volcamos el estado de nuestra vida en ansiedad, nerviosismo, preocupación, generado por el solo hecho de querer ganar, triunfar. Cuando pretendemos permanecer en un solo bando, equipo, y solo queremos ganar es entonces cuando rompemos con el equilibrio de la vida ya que estamos haciendo presión sobre un solo lado de la balanza. Despreciamos el fracaso y lo desconocemos.


La vida es una sintonía, es una frecuencia, una sola corriente. La vida no es división, la vida no tiene barreras. Para mí la vida es una sola frecuencia. Cuando clasificamos, sesgamos entre perder o ganar, bonito o feo, bueno o malo es cuando estamos bloqueando la energía viva y natural. La barrera, el obstáculo nos detiene, nos paraliza y es aquí cuando la vida, la corriente nos sacude, nos invita a despertar ya que nuestra naturaleza es movimiento, evolución, somos frecuencia, movimiento. La existencia es participación no se trata de vencer o perder, se trata de divertirnos, disfrutar cada momento sin bloquear o sesgar la sintonía o frecuencia de la vida,  solo nos movemos con la frecuencia, somos parte de esta energía que se mueve sin interrupciones.


Comentarios