Ayuno



Marzo 4 de 2016

Ayuno

Hoy viernes 4 de marzo de 2016, era mi mañana de ayuno, pero pensé y dije “Jesús hoy estas aquí, estas en mi vida, en mi hogar” debo celebrar a tu lado, ven a mi hogar y cena conmigo. Llegó a mi mente entonces, el Evangelio de San Marcos Capitulo 2, versículos 18 -20.

“2. 18 Como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vienen y le dicen: ¿Por qué mientras los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan, tus discípulos no ayunan?
2.19. Jesús les dijo: ¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras tengan consigo al novio no pueden ayunar.
2.20. Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día.”

Esto me invita a reflexionar que cuando estamos llenos de la presencia del señor en nuestras vidas, “Mientras tengan consigo al novio debemos celebrar la manifestación de Dios en nuestras vidas, su plenitud en nosotros, porque lo vivimos y lo seguimos, vivimos con su palabra, sus obras. Cuando lo sintamos y lo vivamos de esta manera es entonces cuando el ayuno no aplica para esta ocasión ya que estamos celebrando con el novio que es Jesús, su presencia, vivimos con el señor, su voluntad, su amor, su luz.

Ahora, debemos estar vigilantes como el mismo lo menciona en el versículo 20, Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán, en aquel día.” Esto a su vez me indica que cuando nos hemos distanciado del señor, de la luz, del amor, de la voluntad del padre, es entonces cuando debemos ayunar para reconciliarnos con el señor, para limpiar nuestro interior y vivir de nuevo el encuentro de la presencia del padre.


Este ayuno lo podemos ofrecer por nosotros mismo, por intermediación de las almas y del mundo entero, por la paz, por la conversión, por la iglesia, como lo pide nuestra madre María, lo realicemos los días miércoles y viernes. Este ayuno se traduce en propósitos de evitar algo que nos contamine como el juzgar, criticar. Disponer el alma para espacios de oración de reflexión, de perdón, de pedir con fervor la presencia del señor en nuestras vidas, el mundo entero. 

Liliana A Monroy Pacheco

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