¿Por qué nos da miedo, timidez, inseguridad participar, opinar, servir?



Septiembre 17 de 2016,


La Humildad

¿Por qué nos da miedo, timidez, inseguridad participar, opinar, servir?




¿Por qué nos da miedo, timidez, inseguridad participar, servir, ayudar, opinar, comunicar, expresarnos en el mundo, en público, en nuestro entorno? . El día de ayer septiembre 16 de 2016, estaba en el grupo de consagración al inmaculado corazón de Jesús, éramos unas 30 personas aproximadamente y una de las líderes del grupo invitó a que dos de las personas que allí estábamos presentes, participaran para que lideraran la consagración. Pasan los segundos, el silencio se prolonga y nadie sube la mano para participar.

Me preguntaba hoy, que tal si la invitación hubiera sido recibir un viaje gratis todo incluido por todas las playas del mundo, seguro todos hubieran alzado sus manos. Ahora, ¿Porque nadie con emoción o entusiasmo levantaba la mano?. Tal vez, es timidez, miedo al ridículo, inseguridades, debilidad, nos falta iniciativa para servir, ayudar, amar apoyar, participar. Una de las líderes incentivaba y decía que dejáramos el miedo y que participáramos.

Hoy mientras estaba en el Santísimo le preguntaba al señor ¿por qué nos da timidez, miedo expresar, opinar, participar dirigir, apoyar, servir?.

A la luz del señor puede reflexionar lo siguiente:

Nos da miedo hablar, opinar, expresar, servir, porque nos falta humildad, humildad para reconocer a Dios en nuestras vidas, humildad para participar al señor nuestras acciones y vida, nos falta humildad para reconocer que hay un ser superior a nosotros que nos creo, ama y dio la vida por nosotros en cristo. Nos falta humildad para creer, para buscar al señor y aceptarnos pequeños, imperfectos, pecadores, frágiles y débiles ante el señor y ante todo nos falta humildad para reconocernos necesitados del amor y ayuda del Señor Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. 

Aún somos vanidosos, voluntariosos, egoístas. Buscamos reconocimiento, atención, buscamos aplausos, buscamos que nos honren con elogios por lo que hacemos o decimos. Cuando la Gloria, el poder y la honra es solo para Dios padre, hijo y Espíritu Santo.

Cuando buscamos nuestra propia gloria estamos faltando al primer mandamiento que nos dice, amaras y honraras al señor tu Dios sobre todas las cosas.

En realidad, Dios nos hace un llamado a la humildad, y nos muestra grandes ejemplos en la humanidad a través de la Santísima Virgen María cuando ella con total humildad le decía al Ángel ¨He aquí la esclava del señor hágase en mi según tu palabra´, Lucas 1, 26-38 . El ejemplo del mismo señor Jesús cuando en el monte de Getsemaní en oración antes de la crucifixión le decía al padre en recogimiento, entrega y humildad ´ Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya´, Lucas 22:42.

La humildad, es una invitación que Dios padre nos hace en reconocernos necesitados de Dios padre, hijo y Espíritu Santo. Reconocer que somos débiles, frágiles, imperfectos y que solo Dios es perfecto, solo Dios es sabio, solo Dios es el todo. Reconocer ante nuestro padre del cielo, nuestra pequeñez, nuestro pecado. Abrir nuestra vida al señor y decirle estoy necesitado de ti padre, solo no puedo, pero contigo señor todo lo puedo para tu Gloria y honra. 

La humildad nos invita a despertar en el amor, la compasión, el servicio, en el darlo todo al servicio de Dios y de los más necesitados del amor de Dios padre, aquellos que andan en la oscuridad de la soberbia, el egoísmo, la ambición, la adicción, los que están enfermos, prisioneros, secuestrados, afligidos, perdidos.

Buscar nuestro propio reconocimiento y admiración delante de los hombres, nos hace débiles, inseguros, insensatos, frágiles.

Por el contrario, cuando nos reconocemos necesitados de Dios, frágiles, débiles y nos rendimos por completo a nuestro Dios creador, cuando le participamos y consultamos todo al señor y hacemos que Dios sea nuestro primero y único desde nuestro amanecer, cuando hacemos la voluntad del padre y no la nuestra propia, es entonces cuando el señor nos guía con toda su bondad, luz y gracia. 

Será Dios el que habla, viva y reine en nosotros y será entonces cuando diremos al mundo, ya no soy yo es cristo que vive en mi así que toda la gloria es para él, aquí no son mis palabras, es el mensaje del señor que te habla a ti y a mí en esta reflexión que es iluminada por mi padre celestial a quien le rindo todo el poder y la Gloria.

Señor, Gracias por este maravilloso mensaje de humildad, debo reconocerte señor como mi principio, fin, eternidad, salvador, redentor, creador, amor padre y señor. Reconozco mi necesidad de ti señor, necesito de tu presencia, amor, dirección, luz, necesito de ti señor por siempre, necesito de tus palabras, necesito ver como tú ves, escuchar como tu escuchas, necesito entender a la luz de tu Espíritu Santo, necesito que hagas tu obra en mí.  Sin ti nada soy, me reconozco débil, frágil, insegura, necesito de ti señor porque ¿quien como Dios nadie como Dios, si Dios está conmigo quien, contra mí?, todo lo puedo en cristo que me fortalece. Sin ti señor, sola sufro, me caigo y no soy nada, pero contigo lo tengo todo.   Transforma mi corazón como el tuyo señor, hazme manso y humilde de corazón como el tuyo señor, en el servicio, en la obediencia, en la capacidad de disponerme a saber de ti señor, de buscarte, de hallarte, de sentirte y servirte señor. 

Ayúdame a servirte y hacer tu voluntad, ayúdame a amar, sanar, edifícame señor. Que sean tus palabras, obras y nos las mías, porque las mías son imperfectas, habla y haz tu obra a través de mí y en cada uno de tus hijos aquí en la tierra. Que siempre te llame, te busque, te invoque, para que seas tú señor hablando y obrando a través de mí y de ti hermano que lees este mensaje. Indícame Padre del cielo, lo que debo decir, como debo decirlo, como debo actuar, como debo obrar, cuando debo callar, como nos enseñor el papa Juan pablo Segundo. Enseñame a  caminar por tus caminos Señor, obrar como tú lo dispongas para tu Gloria Señor, bien de las almas que me rodean y mi propia santificación.

Amen, Aleluya, Gloria a ti señor Jesús.

Inspiración y obra de Dios padre, hijo y Espíritu Santo
Liliana A Monroy Pacheco


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