La comunión nos invita a dar dos pasos
El
lunes 18 de junio de 2018, mientras estábamos celebrando la fracción del pan en
la Eucaristía y la comunión, observaba el significado que nos presenta la
Comunión en el momento en que el sacerdote se alimenta el mismo primero con el
cuerpo y la sangre de cristo mediante el pan y el vino, y luego se acerca al
pueblo para compartir la comunión.
Observe
con gran maravilla y admiración, que este acto que realiza el sacerdote nos
invita a dar dos pasos.
Primero,
nos indica que cada uno de nosotros debe iniciar alimentándose a si mismo primero
de Dios. Segundo, una vez estemos bien alimentados del Señor podremos alimentar
a los demás.
La
preparación para recibir el alimento nos invita al reconocimiento que somos
pecadores, que tenemos faltas, miserias, manchas que nos oscurecen, pero al
mismo tiempo esperanzados que el señor nos ayudara a purificar estas manchas,
defectos, faltas.
El
alimento consiste entonces en alimentarnos de Cristo con la oración, la
practica constante de las virtudes de la fe, la esperanza, la caridad, la
humildad, la paciencia, la prudencia, la perseverancia, la obediencia, el silencio.
Acompañado de esfuerzos y sacrificios como disponer tiempo a la oración, la
reflexión, el dialogo con el Señor, reconocer las faltas y renunciar a ellas,
renunciar al pecado a todo aquello que me quita la paz, renunciar a todo lo que
divide y que hace daño. Practicar las buenas obras de misericordia, los
sacramentos y seguir al señor en el camino del amor a Dios y al prójimo.
Una
vez realizado lo anterior estamos alimentados, llenos de Dios, entonces el
segundo paso es compartir esta experiencia de vida, alimentando a otros desde
nuestro testimonio de vida en Cristo.
Comentarios
Publicar un comentario